Una lluvia de dolor me aqueja,
otro día mas, lleno de repudio.
Es el mundo siniestro sin moraleja,
son los actos malos que el confundió.
Zalamerías, ardid de Luzbel.
Zalamerías, ardid de Luzbel.
Actos impuros y crímenes sin control.
El fango del desierto que quema,
nos hunda cada vez más, cual papel.
A juzgarnos viene el, es su rol;
Pecados son pecados, es su lema.
Vender el alma, es casi normal.
Dañar al prójimo, algo natural;
estamos colmados en mundo del mal.
Pues hoy la maldad es general.
Es el infierno, con frio que arde.
El abismo que carece de fin,
el mundo donde vivimos, es fraude,
pues la soberbia es el rey de nuestro fin.
Un alarido del mundo, un aborto;
una lágrima, un asesinato.
Una cicatriz de epidemia, algo que corto.
Respiras el alquitrán de este mundo, es innato.
Los espíritus malignos, nos corroen.
En las noches fieras cual monstro.
Nuestros pecados a diario nos roen,
a todos de nada importa el rostro.
La muerte, hija de Satanás y el pecado
nos lleva por su sendero opaco.
No se aparte y nos ata siempre a su lado,
la idea absurda del terror no la saco.
Llenan los corazones de desprecio y cólera;
maltrata el alma, la arrogancia de la maldad.
No podemos hacer nada, esta es su era.
Es lo horrendo, no podre negar esta verdad.
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