(Por estar aquí y en todos los personajes.)
-¡Bah!, ese
André no es un buen tipo- escuchaba decir a una de las que te rodeaba.
No sé si sean solo ideas mías o tal vez es la acumulación del cansancio de la semana, por los días sobre las horas/ las horas sobre ruedas/ quedando completamente abatido, lo que me empuja a la necesidad de inventarme esta sensación de odio por todas ellas que ahora te rodean, como si fuera una ronda y ellas tomaran el papel de murallas. Es que, también pueda que no sea necesario imaginarlas a todas ellas odiándome de porrazo como si fuera yo el tipo que aventó el globo que las fue a empapar en pleno carnaval y ellas uniformadas, listas para una clase con la mochila ahora también mojada ¡Y los libros, los apuntes, los calendarios y todo lo demás completamente mojados! Aunque nadie sepa si en verdad a donde irá es a clases, las mochilas se prestan para todo (dímelo a mí). Así me veían todas, miradas llena de gritos que raspan de a poquitos, de esos que cortan delicadamente a uno cuando siente miedo:
-¡Pervertido!
-¡Idiota!
-¡Vagabundo!
-¡Pirómano!
-¡Embustero!
Y etcéteras salen de sus ojos que son ahora ametralladoras. Me odian y es un sentir tan intenso que cada uno me odia más que la otra, ellas lo toman como un juego porque es fácil, porque eso hacen las amigas. Y así todas cuidando en la ronda para que el lobo no pase la línea, para mantener la tranquilidad de la sala, de las calles, de la nación. Las veo a todas a regañadientes, levantando las manos como si cargasen algo demasiado pesado, fingen no verme pero lo hacen, son buenas, pero no tanto pues yo lo sé. Incluso sé quién me odia más, de entre todas ellas es la de lentes aunque claro siempre son estas; la del lentes y es que es la más notoria, como me ve y como me sigue con la mirada desde que llego a su campo de visión –dejo la mochila a un lado y te busco con la mirada y ella lo ve todo como en un programa de teve llena de escenas a cámara lenta, sacó los cuadernos para los apuntes, te busco con la mirada y la suya desaparece, es aquí que tengo pocos segundos para verte directamente a los ojos. Pero ya estás envuelta en otras conversaciones- entonces espero a cruzar miradas para entender el motivo de ese sentimiento tan agrio: por mí, pero ella y por todas ellas. Agacha la mirada, busca en el suelo palabras que ella sabe no encontrará y yo solo veo mis travesuras de colegio cuando molestaba a otras como ellas “Cuatrojos”. Es aquí que deja de verme la de lentes y empieza Juana quien es la más alta de todas, es guapa cuando se voltea y no solo por el trasero, si no por los risos definidos, a ella le hacen casos todas y seguro solo es por el tamaño y los muslos que dejan ver sus jean push-up, ella es la que señala siempre, ha de ser que es la mente maestra de todos los crímenes que probablemente haya cometido el grupo, ve con mayor panorama los asuntos aunque parezca callada, sé que es la que más habla y no se guarda de nada para los insultos, lo digo por sus labios, tiene el labio inferior más grueso, típicos labios que engruesan por soportar los constantes ir y venir del labio superior.
Las demás solo me odian por seguir la corriente, por ejemplo la de cabello quemado solo finge todo pues la vi hace unas semanas yendo al cine -me senté al fondo de la sala, cuando volteé y a tres asientos estaba ella, la de cabello quemado pues es graciosa porque junto al sol logra enceguecer a quienes la molesten aprovechando esos segundos les empieza a dar golpecitos en la rodilla a todos y ríe corriendo-empezaba a sudar y se notaba nerviosa cuando me vio, ha de ser que como estaba sola sin las demás sintió que no había motivo para odiarme y por eso no supo cómo reaccionar; por eso digo que ella no siente lo que las demás pero finge hacerlo y sabe fingir muy bien.
A Carola todo
le da igual, es que anda ocupada en sus cosas y sus temas- el examen de
anatomía, el oral con el profesor de dermatitis, las pastillas que debe recetar
a los desahuciados- que ya son tantas como para pensar en alguien y más aún
para ese vulgar sentimiento. Aunque su instinto la lleva a detestar a quien
ronda a una de sus amigas y eso lo cumple ella con facilidad. Carola a pesar de
sus apuros y disparates y el poco tiempo para pensarlo detenidamente, porque
también tiene sesión de juzgado y busca interpelar una zanahoria en la corte
suprimida, tiene que odiar a alguien y lo toma como un relajo desestresante que
no afecta a nadie en lo absoluto.
Así andan
todas ellas cuando quiero buscarte, así son todas: porque así son las amigas, dicen repetidas veces y vuelven al
ataque para distraerte:
-Es un animal
-Desquiciado
-Arrogante
-Subnormal
-Pedante
Y otra vez
vuelven a la rondita susurrando más improperios, pero nadie está contando, cuatro,
cinco, seis, siete; y entre todas han contado hasta ocho para suprimir el
gritito final que se guardan de cada madrugada a las 3 am en el baño a
escondidas con esas cremas y todo los instrumentos fálicos que cargan en la
mochila.
Así me ven todas cuando se han tragado la
mañana sacando los malos deseos y se sienten cansadas, por eso me detestan:
porque puedo dejarles los ojos en blanco sin tocarlas ni hablarles. Me odian y
se odian también porque no las miro con el detenimiento que anhelan merecer,
porque mis ojos te buscan a ti que andas metida nuevamente en conversaciones
con todas ellas que me miran y no soy santo de su devoción pero las emociono y eso
las encabrita a todas ellas. Pero eso no importa, porque andamos metidos en un
lío no tan inusual: yo te busco y tú no quieres que lo haga porque suena menos
entretenido cuando ya no me gana el miedo por perder.
-MELVIN JARA
-MELVIN JARA