Sobre un barco de papel,
en una noche de invierno.
Atado a un clavel,
siendo el más tierno.
Iba el capitán de traje azul,
llevando en él su amor.
Como también su pesar,
ambos envueltos en tela tul.
Cada oleada; era el clamor
y en los segundos solo podía pensar.
El viento lo envió a la deriva;
en el su tripulación cobarde,
lloraban, ¡No creo que nadie viva!
Por no sufrir, llegaron a matarse.
Envuelto, el barco de papel, en sangre.
Y un capitán al borde de la locura
tomo el vino, que era vinagre.
Y de un golpe, volvió la cordura.
Liberándolo de la pena y el hambre,
con ello el capitán, libre de ataduras.
Al verse ya rodeado,
comprendió que algo debía salvar;
iba a morir el desgraciado.
Y al más allá no los quería llevar.
Los saco con sumo cuidado,
el Amor y el Pesar del capitán;
estos se tenían que salvar,
un abrazo a cada uno, fue dado.
Y el dolor y la rabia se agitan,
los dejo, pues ya tenía que acabar.
En medio de una tempestad,
al mar bravo los arrojo
y con ello se perdió su libertad
y el barco se hundió, en color rojo.
En el agua el Pesar, aun flotaba.
Pero el amor se ahogaba.
El pesar era mucho, pero infundado
por ello solo flotaba y respiraba,
y duro mucho, con el sol acaba.
Sus restos del mar fueron alejados.
Mientras su amor era pequeño,
pero con mucho por dentro,
no tardo en hundirse, y su sueño.
Pasó al fondo del mar, en el centro;
formando una colonia, fue dueño.
Y rigió el amor con su renacimiento.
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