miércoles, 11 de enero de 2012

CALAMITOSAS DECLARACIONES


La tristeza de primavera, lo gris del verano
me recuerda que un día acabo todo lo nuestro.
Y el terrero eriazo, mi temple que es día a día vano.
Mis lamentos que con el pasar es cada vez más siniestro.


Moral altiva, existencia efímera y manipuladora,
cada quien con sus problemas, se cortan las venas,
y veo las horas pasar, nadie llega a mi mecedora.
¿Ya son más de mil noches que quizá solo cenas?


La cabeza me retumba, por tanta cerveza,
y mis labios rajados por tantos cigarrillos fumados,
aborreces a quienes piden licores con cerezas.
Y a las parejas que andan de manos, atados.


Los estúpidos transeúntes, sin mirar andan.
Preocupados por su bienestar físico,
sin embargo llenan manicomios, jóvenes y locos.
Lo que sucede hoy mañana no ha de pasar, mandan,
los enemigos de lo imaginable, el hombre tísico.
Dañan cual caída infernal desde el cielo, como cocos.


Y así acaba lo que nunca quise escribir,
concluye con un largo pesar,  mi triste final.
Puede que pronto deje ya mi mundo, deje de vivir.
No me importaría nada, pues el mundo es algo infernal.

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