martes, 16 de abril de 2013

ÁNGELES CAÍDOS




Dos ángeles susurraban en el cielo, argumentos para dialogar no tienen/ pero discuten como reclamar a su dios lo patético que los hizo/ lloran, se estremecen, se arrepienten, pero su reclamo oído no fue/ y su pena del cielo, satán misericordioso lo quiso arrancar/ les propuso arrancar sus alas, cortarlas con navaja de plástico/ esas frágiles alas de naturaleza celestial se rasgaron/ insertando en sus cabezas dos cuernos de conocimiento, en su frente la maldad/ la libertad de poder amar, de embriagarse con la entrepierna sobre su propia felicidad/ se volvió un ángel sexual, lunático hechicero del mar orgasmal/ mientras su semen de lava quemaba los úteros comprados con céntimos/ dados por su dios padre para sus irás eliminar/ quemaba también los vientos, ninguna puta lo aceptaba/ y el amor se volvió caro, no se pudo reproducir y se tapó con el manto de virginidad/ Ese ángel violó al viento, quien como perra parió/ Y su mierda se extendió, pedazos de estiércol en el pulmón mundano/ a eso el gran dios nos ha confinado, a probar diario/ no juzgan los atragantados, pero señor ¡La mierda de perro estamos tragando¡/ No los compadezcas Moisés, otro avaro, egocéntrico como tú/ llegará ungido en mi nombre, una lacra más/ “otro que vendrá a seguir con mi boom literario” repite una y otra vez/ pobres idiotas mis historias leerán, dejaran de comer pan/ pues sus gargantas de las heces de perro del aire se llenara/ seguirán soñando y creyendo en teorías como la del big bang/ la evolución los degenerara, pero tontos muchos serán/ Y su ángel sumido en soledad a sus brazos regresará/ generosamente él lo vuelve a arrojar al hoyo donde el padre lo mando./ Salió un ángel con la piel bañada de semen y flujos, con mirada de violador tenebroso y con una aureola pálidamente angelical/  aliento a mierda de perro pues en la tierra lo inhalo y las plantas fumo/ mientras el padre sentado en su sillón dorado, sigue comprando con farsas a más religiosos/ necio pederastas que expanden la obra de su amo, sus libro en cada mercado/ y nosotros aquí con fervor cada día le rogamos, le imploramos y agradecemos/ agradecemos la bolsa de mierda que nos ha dejado en el aire y compramos su libro, pues es una ley impuesta/ una ley que nació desde que él se dio cuenta que su bolsillo era más importante que nuestra felicidad.

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