jueves, 26 de abril de 2012

MIS PALABRAS.


A veces suenan queriendo decir lo que yo no quiero decir y muchas otras veces callan lo que en realidad quieren decir.
Son mis palabras un juego de la ruleta rusa, disparan y matan cuando menos lo imaginas; es también como el puñal de un brujo budista que lastima con vil cizaña y desangra con horrendo goce y deleite al ver como emana de mis labios la sangre de los malditos.
Son mis palabras las que dañaron y hundieron mi esencia en su intima perspectiva moral y sedujeron a las enormes tentaciones de un hombre tan fuera de sí, como lo soy yo. Un inútil que solo se deja guiar de los labios, de las palabras por mas efímeras y falsas que esas sean, no solo son mis palabras, si no también son las tuyas las que salen de mi boca esta noche.
Son y serán mis palabras: Mi inicio, mi intermedio y mi final.
Son también mis palabras las que esta noche o cualquier otra noche te enamoraran, como en febrero, cuando las aves cantan y andan en libre albedrio, las siluetas de los angeles se vislumbran a simple vista. Te escribo esto con cuatro copas vacías, que andan ya en la garganta y un cigarro a medio fumar.
Esta noche en medio del canto de ciento de golondrinas que emigran a buscar nuevos horizontes, en medio del quejido de la muchedumbre quienes solo viven para lamentarse de sus pesares y no buscar algo nuevo para su vida. Envuelto en el canto de los bohemios, esos que andan por las calles con la mirada perdida, con las manos en los bolsillos huecos, pero lleno de ilusiones y de sueños en grande. Aquí leyendo los millares de poemas escritos por poetas enamorados del universo femenino, de las diosas del Olimpo.
Mis frases más bellas y oscuras, como cuando anochece en un lago apartado de la ciudad, fluyen y se posan en tus oídos. Las que desde hoy sonaran hasta el final de tus días que a partir de hoy son también mis días. Pues vengo con intensiones de arrebatarte los derechos de ellos y volveros a una sociedad donde ambos llevemos el negocio de tus días plenos.
Y entonces pregunto al inmenso vacío, pregunto el porqué de mis frases, el porqué de mi lengua tan hostil y al mismo tiempo pueril. Quien en respuesta emite un silencio gutural, como el sonido que hace la soledad cuando pasa por la cima de la montaña Everest.
Soy el colono de mis libros, el ave libre y dormida en mis letras, soy el manantial de aguardiente con palabras ebrias y soy aquel tonto juego del abecedario.
En mi mundo de cursilería etérea, donde las palabras que salen de mi boca mueven un mundo imaginario; no quiero decir con esto que son mentiras, mas también negar si algo de esto es real; aunque pueda que lo sea, puede que sea real cuando leas un “Te quiero” o un “Te Extraño” depende enteramente de quien seas, o quien intentes ser para mis palabras.
Momento de excitación y profundo frenesí, los murmullos del panteón, la rabia retenida en un grito ahogado, un desahogo con alcohol, una caricia a la distancia o un amor como el que intento darte.
Palabras son, mas palabras daré. Vete a dormir o me iré yo de una vez por todas, no puedo dormir pues mis palabras quieren y pueden huir mientras sueño contigo.
Comprendes esta compleja declaración, entiendes que quiero decirte esta noche, imagino que perplejidad te aqueja esta noche. No uses mucho la inteligencia, déjate llevar por la intuición, intuye que palabras resaltan en mi texto, ve que palabras son sinceras y sabrás lo que en realidad te quiero decir.

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