.Tamare, chibolo. A qué hora dejarás de jugar en esa
asquerosa máquina. Llevamos tres horas. Después tu mamá se queja y dice a la
gente que yo no pago cuando te gastas todo en ese viejo juego.
-Espera tío, solo una última partida. Es que está difícil.
Esto de jugar a Nac.er es cada vez más difícil
.Mocoso, entiende. Es tan sólo un juego. En vez de estar
malgastando, deberías darle algo a tu madre. ¿No sabes que ya he perdido
proveedores por culpa de ella?
-Lo sé, lo sé. Es que siempre tengo la corazonada que esta
vez sí lo lograré. En esta pude llegar a buen nivel. Estuve casi a punto de
llegar a ser parte de los principales clanes. Tenía muy buen puntaje y esto lo
tenía en dinero. El juego es un poco antiguo y los pagos se hacen con monedas,
unas cositas circulares y pedazos de
papel que servían para comprar cosas para el ítem y también algunos placeres audiovisuales.
.He jugado un montón de veces, es una huevada. Cuando juego
en modo bigbang acabo casi obedeciendo las instrucciones, parece que fuera un
modo automático para mí. He jugado si, varias veces en modos como ILUMINADO
pero no he logrado pasar de los 26 minutos y en modos como DESQUICIA mis
avatares han sido jóvenes y empiezo a asesinar a todos, ¿sabías que te dan
puntos extras por asesinar? Ya luego me fue estresando estar más 25 minutos, a
lo mucho llegaba a 27 en esa mierda.
-Es que no entiendes el juego, al menos creo que ahora lo
hago y si llego a 15000000000 puntos podría cambiarlos por unos zapatos nuevos,
¿me vería bien no crees?
.Ya mierda, apura, tengo sueño.
-Esperas, vuelvo en un toque.
Y sin decir más, se puso los lentes y los audífonos. Otra
vez el sonido de los truenos, la lluvia. Tomo asiento, las paredes de vidrio
volvieron a aparecer, encerrando al despeinado Andrew. El pequeño cubo se iba
llenando de humo. A continuación gritos, voces dando indicaciones: Cuente hasta
tres. Uno, dos, tres. Señora puje, puje. Ya casi viene. ¡Puje!
Claro que Andrew no escucha, empieza el juego y el
nacimiento del ítem seleccionado sucede. Esto le suma muchos puntos ya que si
logra diferenciar el juego de la realidad en los primeros minutos podría uno
obtener incluso uno que supere al de Kunter
Jaruko. Dentro todo es tan real, podría decir que son los lentes y los
audífonos los que las vuelven tan reales. A Fritz no le gusta el sonido de la
lluvia y de los truenos porque le recuerda la venida de huaycos y se caga de
miedo y cuando empieza el juego se confunde y empieza a distorsionarlo todo
porque el miedo hace que uno pierda la confianza. Entonces juega casi a modo
automático.
Observa en las pantallas como la vida del ítem de Andrew va
obteniendo puntos a temprana edad. Vuelve a subir sus puntos en razonamiento e
imaginación. Los libros que escribe le suman puntos extras y logra completar
algunas misiones ocultas. Llega a 13000000000 puntos. Parece que lo logrará, se
dice para sus adentros Fritz mientras se echa al suelo. Lleva ya media hora en
la máquina. De pronto en las pantallas los puntajes empiezan a detenerse. En
las pantallas ahora solo se observa imágenes de una mujer con cabellos negros,
lunares en el rostro, cerca del labio, estrellas en un cielo viviente. Bonita
silueta con hitos bien marcados, cicatrices
en forma de montañas. Los puntos se detienen y lleva ya 35 minutos. Si
las cosas siguen así no podrá conseguir las tabas, Fritz quiere pasarle la voz,
pero es por las huevas pues no lo escuchará y el cubo sigue cubierto de humo, a
Fritz lo deja entumecido, casi dormido. Quizá por eso tiene miedo.
Cuando los puntos se quedan estáticos es porque empieza uno
a confundir la realidad con el juego, por eso se detienen. Seguro el hipotálamo
estaba poniéndolo en graves aprietos. En la pantalla de pronto no sólo aparecía
aquella mujer, si no que ahora la acompañaba un niño. Los puntos de Andrew
comenzaron a descender. Ahora ya no era 13000000000, estaba en 9000000000. Las
cosas empezaban a salirse de control. No pudo pasar de 10000000000. Pasaron 50
minutos y ahora en la pantalla apareció una jovencita de amplia sonrisa,
piernas largas, ojos saltones acompañada de una niña muy parecida al padre. Los
puntos cayeron a pique. Tan solo con 3000000000.
Fritz se levantó. En la parte baja del cubo un reloj
indicaba que habían ya transcurrido 53 minutos. Probablemente le quedaran unos
20 minutos a lo mucho.
.Bah, solo ha vuelto a perder el tiempo.
Se levantó, se limpió el short, la camiseta y recostó su cuerpo
en un poste de alumbrado público. Los puntos ahora no pasaban de 5000000000.
Las cosas no llegaron a cambiar mucho, se veía esfuerzo por
no llegar a cero, con los números subiendo y bajando y bajando, subiendo y la
interminable caída. Además a partir de los 50 minutos uno ya se encuentra
comprendiendo el juego y puede dedicarse a sumar puntos por cualquier medio. Ve
la pantalla, los puntos suben y logra pasar los 6000000000. Al parecer solo se
anda llenando de cobits, o monedas, o dinero. Como lo quieran llamar.
La pantalla vuelve a mostrar imágenes de una nueva mujer,
esta vez una de edad, tiene las manos llena de arrugas y usa un bastoncito para
poder movilizarse. A decir verdad es casi a la edad del ítem de Andrew. Gasta
sus últimos 6000000000 puntos y en la pantalla ella y su cano pelo aparecen en
lo que parece ser una casita de campo rodeada de montañas y días de lluvia.
Logra mantenerse en 1000000000 durante unos doce minutos, las pantallas se
apagan luego de ver a las tres mujeres rodeándolo y lo que pareciese un
interminable silencio para regresar a su transparencia donde se logra ver tan
solo pequeños rastros de la humareda. Los vidrios vuelven a desaparecer. Los
lentes se apagan, el audífono ya no reproduce sonido alguno.
Andrew despierta, se despoja rápidamente de todo y sale tan
rápido que incluso no espera el ticket amarillo con la cifra 1000000000.
.Qué pasó, chibolo. No que esta vez sí lo lograrías. Pura
boquilla nada más eres.
-Cállate. Sé que lo lograré. Pero será en otro momento. Me
he quedado con la cuenta vacía.
.Te dije, mejor no hubieras jugado esa mierda y tendríamos
para irnos a comer algo, eres un huevón chibolo. ¡Un huevón-azo!, ya te dije
que esos juegos son para la gente más pendeja, que ya comprende de esas cosas.
Aunque casisito lo logras.
-Sí, lo sé. ¿Puedo ayudarte esta semana a recoger latas?
.¿Prometes no volver a gastar tus paga en este puto juego?
-No, pero que dice. ¿A poco no soy el mejor recogedor de
toda la comarca?
.Está bien, antes compra pan y lleva a tu casa, no vaya a
ser que tu vieja me espante a todos mis proveedores.
Entonces Andrew cerró los puños, enojadísimo. Otra vez se
había quedado a punto de lograrlo. Quizá todo eso era verdad y era un juego
para adultos. No le importaba, estaba convencido que ahora si podría llegar al
puntaje y entonces sólo sacrificaría su ítem y despertaría y podría por fin
esperar el ticket rojo con los 15000000000 para cambiarlos por unos zapatos de
color negro. Así en su casa su madre no volvería a decir que uno anda perdiendo
tiempo en las maquinitas de mierda. Quizá incluso lo dejase dedicarse a los
juegos y podría ser como su ídolo, Kunter Jaruko. Famoso por ganar en todo tipo
de máquinas y de todas las versiones, incluso llegó a obtener un 20000000000 en
uno de similar al que jugaba Andrew con tan solo 19 minutos de juego.
De pronto el cielo azul se cubrió de nubes oscuras en
cuestión de segundos, la lluvia se desató, cerca de las montañas caían rayos y
se oían truenos. Llovía y todo parecía indicar que volverían a ocurrir más huaycos.
.Vamos chibolo, no vaya a ser que no podamos llegar a casa.
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