Era una mujer tranquila, avocada a mis asuntos. Mantenía a mi hijo, pues ser madre soltera no es fácil. Es muy jodido salir todos los días a trabajar, salir por la puerta a cada mañana, ver el rostro de mi hijo que me dice: "Mami quédate" Pero no puedo hijo, es lo único que atino a decirle.
Todo paso tan rápido, él, soñador y loco empezó a meterse en mis días, lo conocí en el trabajo, tiene una mirada tierna. Pero se veía tan distante, como si cuando me ve se atrapase en problemas. Mi marido no vive conmigo, me ha abandonado hace mucho, se fue con una muchacha menor que yo. Esto no viene al caso.
Bueno, él y yo coincidimos en una fiesta, se sentó a mi lado y siguió viéndome con esa mirada, carajo detesto esa mirada, por esa mirada estoy en estos líos.
Aquella noche, él me dijo cosas que jamás pensé que sabía. Nadie sabe mi segundo nombre, es más a nadie se lo dije, pero él lo sabía. Baile con él, intercambiamos números de celular, entonces ya estaba rondando mis pensamientos y eso me asustaba.
Lo volví a ver, bueno quedamos en vernos en la playa, bebimos, salimos a caminar y allí acabo todo, ya nuevamente unos días después, aún no entiendo que me paso, pero algo ha cambiado en mi. Solo que él es un tonto poeta y yo no sé que soy.
